¿Cómo puedo evitar incurrir en costos innecesarios cuando necesito una traducción?
Lo primero es conocer a cabalidad los requisitos que se exigen para poder realizar el trámite que me interesa. Luego de esto, debemos asegurarnos de que la traducción sea realizada por un traductor certificado, es decir que cuente con una resolución que emite el Ministerio de Educación que lo faculta para realizar la traducción válida del documento dentro de los idiomas de su competencia, tanto en las traducciones e interpretaciones públicas, oficiales como en las privadas, conforme a las prácticas, recomendaciones y estándares requeridos en cada modalidad del ejercicio de dichas profesiones.
Paso siguiente, confirmar cuales de los documentos a traducir necesitan ser autenticados, notariados y legalizados. Hay trámites que solo requieren la legalización ante el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Apostillamiento cuando se trata de países que son suscriptores del Convenio de La Haye. Otros que requieren la autenticación de la institución que emite el certificado a través de un sello firmado por la persona autorizada y cuya firma esta registrada en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por último hay trámites que requieren la notarización del documento traducido para autenticar la firma del traductor certificado previo al apostillamiento.
Cada uno de estos trámites exige el pago de servicios e impuestos, por ello cuando se tiene la seguridad del proceso, se puede incurrir solo en el tramite que se requiere.
Por último, cuando se va traducir se sugiere que se tengan todos los documentos previamente autenticados para que se realice completamente y no quede por fuera ningún documento o sello de tal forma que la última traducción sea la de la Apostilla. Esto también le permite a la empresa que ofrece el servicio de traducción poder elaborar un presupuesto ajustado al número de páginas, contenido de texto e idioma meta que se requiere.
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